Sebastián Oliveros Gabriel
Para enseñar se requiere la pasión por eso que se quiere transmitir, y este entrenador es un apasionado tanto del fútbol como de la formación.
Profesional en Ciencias del Deporte, a sus 35 años, Oliveros suma una amplia experiencia como entrenador en el fútbol juvenil en Colombia. Previo a ser entrenador, intentó triunfar en el fútbol como jugador profesional. Tuvo un breve paso por el Real Zaragoza en tercera división de España en 2006. Al no poder seguir ese camino, siguió estudios y en 2008 inició su carrera como entrenador y formador de futbolistas.
Su primera experiencia fue con Atlético Bogotá, dónde logró varios títulos, entre ellos, torneos de Liga de Bogotá y del Olaya. Posteriormente, co-fundó “La Masia”, una escuela de fútbol dónde también conquistó el torneo del Olaya. Tras seis años allí, tuvo la oportunidad de dirigir la Selección de Bogotá infantil. Finalmente, llegó a Fortaleza CEIF, dónde ha entrenado a la categoría sub-15, sub-17 y sub-20; además de haber formado parte del cuerpo técnico del plantel profesional.
Además, dirigir a la Selección Bogotá es un logro que le llena en cuanto al privilegio que significó. Por otra parte, ha reconocido con anterioridad que todos estos procesos, han servido para madurar, y aprender el trabajo que se debe tener en las diferentes edades en el proceso de formación, ya que, cada uno es distinto.
La etapa de irradiación, de desarrollo y de perfeccionamiento; este es el proceso que Oliveros emplea en la parte técnica y táctica con sus alumnos. Pero eso no es todo: “también hay un valor muy importante: el tema personal, cómo se va desarrollando ese es ese ser humano a partir de los diferentes años y creo que al final es un complemento de muchas circunstancias no solo lo deportivo”, afirma él. Además su formación interdisciplinar es necesaria para estar al tanto de todos los aspectos del jugador, desde la parte táctica, hasta su alimentación y su parte mental.
Asimismo, reconoce que su papel como entrenador no es netamente formativo, debe haber un rendimiento esperado y, más allá de los resultados, se debe lograr competitividad. “hasta en el fútbol formativo debe haber profesionales capaces de desarrollar procesos serios, creo que lo más importante es ser un entrenador entregado a su trabajo, a su pasión y a su ideal; sea la edad que sea”, dice Oliveros.
Ahora esta pasión por lo que hace y su amor al deporte, no se pueden entender sin tener en cuenta que su padre también fue entrenador. Su padre fue fundamental a la hora de querer dedicar su vida al fútbol: “me incliné por el tema del entrenamiento, de ser director técnico y poder aplicar todo lo que veía en él y en lo que iba aprendiendo del juego como jugador”, afirma Oliveros. Aunque, entre todo lo que es el deporte, aún saca tiempo para poder estar con su familia, salir a comer con su esposa y caminar en la naturaleza; evidentemente la mayor parte de su tiempo la dedica al fútbol, pero como dice él “la vida se trata de muchas otras cosas”.
Con respecto a su experiencia con su proyecto de “La Masia” reconoce que: “quise dar un paso después de haberme graduado, montar mi propio proyecto, mi propio estilo a partir de un club y poder demostrar mi trabajo; creo que fue la experiencia más bonita porque me enseñó cosas tan elementales que uno a veces cree que no debe manejar y me permitió poderlas hacer, creo que cada día que pasé ahí fue un aprendizaje continuo”.Además, el paso por el fútbol aficionado previo a trabajar en el fútbol profesional fue muy importante para su desarrollo como entrenador.
De esta forma ha aprendido a encarar retos, como el manejar difíciles decisiones, sobre todo con la categoría sub-20 que es con la que ha trabajado últimamente. También, más que decisiones, ha encontrado ese rol de líder que cuida a sus jugadores y los que por cosas del fútbol no llegan al profesionalismo: “yo converso, trató de guiarlos y trato de asesorarlos porque también me pasó algo igual; llegó un punto donde no se abrió la posibilidad y seguí mi vida [...] lo que busco siempre es brindarles ese consejo, que la vida sigue, que hay que estudiar; y si lo logran, sigan estudiando, sigan preparándose porque el fútbol es una carrera muy corta”, afirma Oliveros.
Finalmente, como no puede ser de otra forma, su aspiración más próxima es poder dirigir un equipo profesional y demostrar su trabajo en el fútbol de élite. Pero, en gala de la madurez que ha adquirido con su experiencia, no tiene prisa; se proyecta a largo plazo, hasta 30 años en adelante, muestra también de su amor por el fútbol y su decisión de que su vida gire en torno al fútbol todo lo que pueda.